La culminación del duelo, es un proceso de ámbito
personal y es evidenciado de diferente manera en los dolientes, entendiendo un
duelo como la reacción afectiva dolorosa ante la pérdida de un ser querido, por esta razón en algunas personas por ser dependiente
del fallecido pueden sufrir un duelo complicado, en efecto causando todo tipo
de sentimiento de desprotección que se ve mesclada con fuertes lazos
emocionales.
La propensión de los seres humanos es establecer
fuertes lazos emocionales con otras personas que han establecido vínculos
afectivos, cuando dicho lazo o vinculo se ve amenazado causa fuerte reacción
emocional en la victima y surge la necesidad de protección y seguridad, el
apego es desarrollado desde una edad muy temprana, existen dos clases de apego,
los apegos que conducen a sentimientos profundos de pena, y los apegos no
saludables que conducen a sentimientos de ira y culpa. Es así que la sociedad
concibe al ser humano desde una edad muy temprana la protección y seguridad,
que al ser amenazados generan distintas emociones, cuando el apego es saludable
o normal trae en si sentimientos de profundo dolor, pero si la separación es
menos saludable conducen a la persona a sentimientos de ira y culpa,
prolongando al desarrollo de enfermedades psicológicas, o psicofisiologicas en
su proceso de duelo.
Varios autores han concluido
que al duelo complicado se le ha llamado duelo no resuelto, crónico, o
retrasado. Desde esta mirada un duelo complicado expone una cantidad de
complicaciones patológicas que causan enfermedades en el ser humano, de modo
que al no tratarse a tiempo se pueden volver crónicos complicando la vida del
doliente. Por consiguiente en el sentido
del duelo se ha demostrado a través de investigaciones cinco fases en las
cuales el ser humano atraviesa cuando vive la muerte de un ser querido y estas
son:
Shock(negación): La “negación”: en esta etapa la persona se entera de la enfermedad
terminal del ser querido, o bien de la muerte repentina, y su inmediata
reacción es negar la realidad. Esta fase ocurre en el momento preciso cuando
la persona se entera que su ser querido ha fallecido, el golpe de la notica
inmediatamente activa un mecanismo de defensa en el cual se vive una sensación
de irrealidad, estas son evidenciadas de diferentes maneras como en llanto,
gritos, entre otras. El Shock es
vivido en el ser humano de diversas maneras, algunos tienen reacciones de
defensa como irrealidad, negar la muerte, gritar, llorar, por consiguiente
durante el estado de irrealidad el doliente se siente como en un sueño, niega
la muerte del ser querido para no enloquecer, algunas personas quedan
asombradas e inmovilizadas repentinamente.
La “ira”
: al llegar la realidad de la situación, empieza a surgir la consecuencia del
dolor causado por la perdida, a veces la situación causa en el doliente
resentimiento con el fallecido, amigos, la misma persona y empiezan a surgir el
porqué . En esta fase el doliente activa su mecanismo de defensa, con esta
emoción por medio de agresión debido a que la muerte del ser querido es mal
aceptada y comprendida en el doliente, esto aparece por la interrupción no
deseada de una relación significativa y por la necesidad de confrontar la
muerte como parte de la vida. Esto lleva a decir que la furia,
la rabia y el enojo son sentimientos muy usuales en la perdida de un ser
querido. Desde un campo social y
cultural entra a jugar parte de esta tendencia de rabia en el duelo, dado que
la sociedad ha inculcado en el ser humano una manera distinta de enfrentarlo,
en medio de tradiciones religiones e influencias, han manifestado que la muerte
es algo doloroso, un sentimiento de culpa por la muerte de alguien que jamás
volverá. Es por eso que el hombre toma
la muerte como algo insólito, fuerte, por consiguiente si la sociedad expusiera
a través de cultura, o formación ciudadana, en primer lugar que la muerte es
algo normal en la vida del ser humano, la actitud o comportamiento de la
humanidad frente al tema sería algo diferente, y menos doloroso.
El
“pacto”(negociación): en esta etapa el doliente surge la esperanza de que se
puede posponer la muerte del moribundo si padece una dolencia terminal o bien
que el ser querido fallecido regrese a cambio de una vida modificada. Luego
de un lapso de tiempo, el sobreviviente se dará cuenta que la vida continua y
que a pesar de lo sucedido surge la necesidad de vivir en paz interior. Cuando aun se evidencian las emociones de
rabia e ira causada por la muerte del ser querido aparecen culpas difíciles de
quitar, basados en el absurdo del porque de la actuación, si se hubiera actuado
de manera diferente, etc. Esta conducta
irracional, es por no haber otra opción. Es decir el afrontar la muerte de un ser querido lleva en sí sentimientos
de culpa, asentados en razones incoherentes.
La persona culpa al médico por el hecho de dejar morir a esa persona que
tanto amaba, sin razonar por la verdadera causa por la cual ha fallecido.
La
“depresión”: El doliente se enfrenta con la desolación, con la tristeza y se da
cuenta que no hay nada que hacer. El doliente es acompañado al
principio por sus familiares seres queridos y allegados, al pasar los días solo
enfrentan la soledad por la cual lo llevan a su nueva realidad, en esta etapa
muchas veces se pierde el sentido por la vida y solo importa del que ya no
está. En efecto la depresión es evidenciada durante la fase de shock, durante
esta etapa son de vuelta hacia la realidad, empiezan a sentir la falta del
fallecido durante la soledad, se despreocupan por sí mismos, no encuentran
sentido a la vida, solo existen para darle valor al que falleció, entran en
sentimiento de culpa por la muerte del ser querido, añoran el tiempo en que
tuvieron viva a esa persona.
La
“aceptación” es donde se acepta la situación y por lo tanto se hacen las paces
con la perdida, o enfermad terminal, consintiendo de nuevo una oportunidad para
vivir a pesar de la situación. El
duelo es un proceso que tiene un principio y un final. Luego de un tiempo el doliente sentirá que ya
es hora de vivir plenamente, luego de dar y recibir perdón llegara la paz
interior haciendo que se impulse la aceptación del suceso. Es así que
el perdón aportara paz interior al ser humano luego del proceso de aceptación,
contribuyendo a la persona sobreviviente una mejor calidad de vida en el ámbito
personal y social.